El Floridita, un clásico

Justo a las puertas del centro histórico de La Habana Vieja, donde comienza la calle Obispo, una de las más concurridas de la capital cubana, se encuentra el restaurante bar Floridita. Cuando nació el 6 de julio de 1817 era La Piña de Plata; después fue La Florida, pero prevaleció el diminutivo con que lo bautizaron sus clientes, nombre con el cual se le conoce en todo el orbe.

 

Su fama internacional está muy ligada a la presencia de Ernest Hemingway, quien hizo del Floridita su sitio preferido y refugio para compartir con amigos y coterráneos, como los duques de Windsor, Errol Flynn, Gary Cooper, Tennesse Williams, Spencer Tracy, Rocky Marciano o Ava Gardner.

Cuentan que por los años 30, mientras estaba hospedado en el hotel Ambos Mundos escribiendo el borrador de su novela Por quién doblan las campanas, Hemingway visitó por primera vez el Floridita un mediodía y se sentó en la primera banqueta del bar, que se convirtió en su puesto de siempre. Justo en ese rincón le fue develado en vida un busto por sus amigos en 1954, y desde el 2003 hay una escultura a tamaño real del escritor recostado a la barra.

Desde entonces quedó prendado de este bar habanero, del que fue su cliente más asiduo, y sobre todo del daiquirí, cuyo mito inmortalizó, como lo plasmó en Islas en el Golfo, su obra póstuma: “La bebida no podía ser mejor, ni siquiera parecida, en ninguna parte del mundo… Había bebido ‘daiquirí’ doble helado, los grandiosos ‘daiquirís’, que preparaba Constante, que no sabían a alcohol”.

El catalán Constante, primero mesero y luego dueño del Floridita, es el más célebre de los cantineros cubanos. A él está indisolublemente ligada la fama internacional del daiquirí, nacido en el oriente de Cuba.

Ambos, novelista y barman, crearon una nueva bebida, cuando el primero le sugirió al segundo que prepara un daiquirí con poca o ninguna azúcar y el doble de ron. Surgió así el Hemingway Especial.

A lo largo del tiempo el Floridita ha devenido un icono de La Habana y sitio de obligada peregrinación para quienes visitan la ciudad, como Naomi Campbell, Kate Moss, Francis Ford Coppola, Jean Paul Belmondo, Paco Rabanne, Jean Michel Jarré, Giorgio Armani, Joaquín Sabina, Fito Páez, Matt Dillon o Danny Glover, entre muchos otros famosos.

Ya en 1953 la revista Esquire lo reconoció como uno de los siete bares más famosos del mundo, y en 1992 la Academia Norteamericana de Ciencias Gastronómicas le otorgó el premio Best of the Best Five Star Diamond.

Actualmente figura entre los diez bares literarios más famosos del mundo, y Business Initiative Directions le concedió el Premio Arch of Europe for Quality and Technology en la categoría Oro.

Son todos reconocimientos a la calidad y excelencia cultivados como principal legado de uno de los lugares más cosmopolitas y de mayor encanto de La Habana, que conserva en su esplendor y exquisitez el diseño al estilo Regency estrenado en los años 50. Un clásico por distinción.

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