Trinidad de Cuba, la ciudad Museo del Caribe, ofrece productos turísticos exclusivos, muy completos y demandados. En la central provincia de Sancti Spíritus, crece el interés de los visitantes internacionales por ese destino, uno de los más importantes del país, que combina playa, naturaleza, historia, patrimonio, música y gastronomía, para disfrutar de un poco de todo.
Los valores de la tercera villa Patrimonio Cultural de la Humanidad son exaltados por las autoridades locales y del sector de turismo, quienes destacan la labor promocional y de captación de segmentos de mercado para incentivar un ambiente de confianza en los turoperadores y agencias de viaje con el propósito de seguir in crescendo.
Entre las metas inmediatas para seguir creciendo se señala la necesidad de elevar la calidad de las ofertas en ese territorio desde la innovación y la creatividad con el propósito de potenciar el incremento de la captación de divisas mediante la exportación de los servicios y la diversificación de las ofertas.
Son muchos los esfuerzos por lograr diferenciar el destino Trinidad-Sancti Spíritus y atraer más turistas, a partir de fomentar nuevos mercados, y aprovechar la gestión comercial en función de potenciar más países emisores y su llegada a través del turoperador Sunwing desde el aeropuerto de Cienfuegos hasta los hoteles ubicados en la península de Ancón.
Además del reconocido hotel Península, cuentan con ofertas internacionales y nacionales en el hotel Zaza, entre otros en la ciudad del Yayabo, y fueron renovadas áreas en el Costasur, Complejo Ciudad, Memories Trinidad del Mar y Marina Marlin en la península de Ancón.
Sobresalen esas instalaciones por las múltiples acciones de conservación del entorno natural y su apuesta por el cuidado del medio ambiente, en interesante contraste con las calles empedradas y la arquitectura colonial propias de la otrora villa de la Santísima Trinidad.
La Plaza Mayor original está ubicada en el centro histórico de esa urbe, que junto al Valle de los Ingenios, y la emblemática torre Manaca Iznaga, sirvieron de referentes para su declaración en 1988 por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.