“!Estamos llegando a Matanzas!”. La autora de estas líneas recuerda que cuando era niña y viajaba en ómnibus desde el oriente rumbo a La Habana, sus mayores la despertaban poco antes de pasar por la bella ciudad del occidente cubano, surcada de puentes y de vistas encantadoras.
Era una petición especial de la viajera, quien disfrutaba a mares aquel breve banquete visual, casi siempre al amanecer.
Por entonces nada sabía la pequeña que la ciudad de Matanzas, fundada oficialmente el 12 de octubre de 1693, además de ser una ciudad costera frente al Atlántico, estaba surcada por los ríos Yumurí y San Juan, en tanto el Canímar también desemboca en su bahía.
Esto llevó a sus habitantes a construir 29 puentes, para facilitar la comunicación y el transporte, cuatro de los cuales datan de la etapa colonial y se mantienen activos todavía.
Esa visión de villa de encanto, como salida de un cuento infantil o sueño antiguo, había hecho que muchos la llamaran La ciudad dormida desde tiempo atrás.
Incluso seguramente tuvo que ver para que fuera escenario de la película Cartas del Parque, del prestigioso cineasta cubano Tomás Gutiérrez Alea, en su aporte a la serie Amores Difíciles, basada en cuentos de Gabriel García Márquez. La urbe provinciana es un telón de fondo, magnificente y sobrio al mismo tiempo, a las intríngulis del relato.
Hoy Matanzas sigue orgullosa de haber sido nombrada en 1870 La Atenas de Cuba, por la intensa vida cultural que allí floreció desde principios del XIX con la introducción de la imprenta, la creación de periódicos e instituciones culturales, el nacimiento de poetas y dramaturgos y la forja de una sólida creación musical.
El dramaturgo y poeta romántico José Jacinto Milanés, hijo reverenciado y profeta en su tierra, nació en la ciudad en 1814 y murió también allí en 1863, luego de haber dejado una profunda huella entre la joven intelectualidad de su tiempo con una obra en la que brillan algunas piezas inolvidables. Su propia vida, dedicada en parte al servicio público y atormentada por un amor imposible que dicen lo llevó a la locura, es fuente de leyenda y admiración, no solo en su terruño, sino en todo el país.
Otros intelectuales y poetas ilustres de Matanzas han sido Bonifacio Byrne (1861-1936) y Carilda Oliver Labra (1924), un verdadero mito viviente en una región pródiga en hijos connotados. Sería imperdonable no citar al brillante autor y violinista negro José White (1836-1918), quien sobrepasara las barreras de la discriminación y los prejuicios raciales.
Del ingenio del famoso creador Miguel Ramón Demetrio Faílde nació el género musical del danzón, proclamado ha mucho como baile nacional cubano. De este derivó el no menos reconocido danzonete, el que también puso a bailar a todo la Isla a mediados del siglo pasado. Pero la ciudad, junto a La Habana, la capital cubana, se considera uno de los núcleos duros fundacionales de la rumba, reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en fechas recientes, sobre todo en sus variantes de guaguancó y columbia.
Situada a unos 100 kilómetros de la capital cubana, la ciudad de La Habana, Matanzas también viene a ser una suerte de antesala en el camino hacia el espectacular balneario de Varadero, la Playa Azul irrepetible, distante unos 40 kilómetros hacia el este de esta singular urbe.