El touroperador más antiguo del mundo, Thomas Cook, cesó su actividad comercial tras 178 años de historia, con afectación a unos 600 000 clientes en todo el planeta.
Un comunicado del grupo turístico anunció la “liquidación obligatoria de Thomas Cook” a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos días y se ha dado la orden para designar un liquidador de la compañía.
Además, Thomas Cook espera que la Autoridad Civil en el Reino Unido inicie la repatriación de todos los clientes afectados. “Es un profundo pesar para mí y para el resto de la junta que no hayamos tenido éxito. Me gustaría disculparme con nuestros millones de clientes y miles de empleados, proveedores y socios que nos han apoyado durante muchos años”, expresó en la madrugada de este lunes 20 de septiembre Peter Fankhauser, CEO de la compañía.
En la mañana del domingo, accionistas y acreedores se encontraron en un despacho de abogados del centro de Londres para ver si había una solución. Esta consistía en obtener 200 millones de libras para seguir operando y poder llevar a cabo la operación de cambio de deuda por acciones a finales de mes, con la entrada de Fosun como accionista principal, aportando 900 millones, comentó el sitio preferente.com.
A primera hora de la tarde los reunidos se disolvieron, evidentemente sin resultados. Según las informaciones filtradas, se trataba de vender el negocio escandinavo de Thomas Cook, para el que había un postor, o parte de la flota, la que tiene su base en Alemania, por la que Lufthansa habría mostrado interés.
Para España, el cese de la actividad de Thomas Cook puede suponer un enorme agujero financiero para decenas de hoteles que operan con el mayorista, especialmente en las islas Baleares y Canarias. Igualmente, algunos centenares de trabajadores con base en España, tanto de los servicios financieros como de sus aerolíneas se quedarán sin empleo.
La quiebra significa, además, la pérdida de su valor en bolsa de las acciones, dejando sin sus ahorros a muchos inversionistas del Reino Unido.