Las cadenas montañosas cubanas no destacan por la impresionante altitud de sus cumbres. En cambio, el verdor profundo de sus bosques, en los cuales cada año gana espacio la reforestación y la conservación de las especies de una gran diversidad, es envidiable y propicia a los viajeros paisajes espectaculares y el conocimiento de una flora y fauna admirables.
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