Por Martha Ferraz
Para quienes opinan que los museos son aburridos, su criterio tal vez podría cambiar si, de paso por la capital cubana, se decidieran a conocer algunas de sus instituciones más renombradas o especializadas.
Los que los aman y buscan, de seguro estarán de fiesta en La Habana, una ciudad que presume de tener sus mejores museos en entornos dinámicos, tratando de interactuar activamente con el visitante y con atractivas ofertas culturales colaterales, incluso desde antes de surgir el estilo interactivo facilitado por la tecnología de la informatización.
Dicen que el primer museo disponible para un público abierto surgió en La Habana a principios del siglo XX, en la casa natal del Héroe Nacional Cubano José Martí, a cuya inauguración pudo asistir, ya anciana, Doña Leonor Pérez, la emigrante canaria que fuera su madre. Sin embargo, el primer museo realmente se fundó en 1874 y era especializado, llamado de Historia Natural y Anatomía Patológica, auspiciado por la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.
En la oferta museable actual, además de los ya citados, recomendamos personarse en el Museo Nacional de Bellas Artes, en la actualidad con dos grandes edificaciones de diferentes estilos arquitectónico. Una de ellas, la más moderna, muestra una colección de obras pictóricas e instalaciones del Arte Cubano, muy abarcadora según expertos, y en otro recinto cercano, antiguo palacete restaurado, se podrá admirar arte antiguo egipcio, griego y romano, así como también obras maestras de artistas europeos. Todo, de diferentes épocas.
Pero siguiendo en el enclave más antiguo de La Habana y muy cercano al punto de su nacimiento, está el imponente y majestuoso Palacio de los Capitanes Generales de la colonia desde 1891 a 1898, más tarde convertido en sede del Gobierno de la República hasta 1920.
Con un estilo barroco clasicista ese magnífico edificio es sede desde 1968 del Museo de la Ciudad de La Habana, un sitio imprescindible para estar entre los primeros de un itinerario que quiera ayudar a conocer la historia de Cuba y la huella española en la política, cultura y vida social de la isla antillana.
Igualmente importante es el Parque Histórico Militar Morro-Cabaña, un complejo museográfico y monumentario ilustrativo del formidable sistema defensivo de la ciudad ante ataques foráneos frecuentes en la época. Incluye las fortalezas del Morro y San Carlos de la Cabaña, frente a la espléndida bahía de Carenas o Habana.
Más cercanos en el tiempo, se recomienda el conocimiento del Museo de la Revolución, ubicado en lo que fuera el Palacio Presidencial. Es considerado dentro de los más importantes museos cubanos, por la cuantía y valor de su patrimonio, que incluye exposición de objetos y por su labor cultural e histórica. Dispone de más de 30 salas. Tiene el atractivo de contar con un área aledaña, el Memorial Granma, donde se exhibe la histórica embarcación en que Fidel Castro realizara su famosa expedición libertaria desde México.
Dirigiéndose hacia la parte más moderna de La Habana, justamente en la populosa barriada del Vedado, hay varias instalaciones insoslayables: el complejo monumentario del Memorial José Martí, ubicado en la emblemática Plaza de la Revolución, lugar de concentraciones políticas y festejos de cientos de miles de cubanos.
También en el Vedado la sugerencia sigue en pie para llegarse al Museo de Historia de la Danza, que realza al género en el país y sobre todo a la historia del Ballet Nacional de Cuba, todo un símbolo cultural en el mundo. Además, el museo Napoleónico y el de Artes Decorativas están entre las instituciones más dignas de disfrutar por la belleza de sus instalaciones y el interesante tesoro universal que atesoran.
En las afueras, a unos 15 kilómetros del centro de la urbe, se encuentra el Museo Ernest Hemingway, conocido como Finca Vigía, donde residió de 1940 a 1961 el Premio Nobel de Literatura 1954 y la primera institución creada en el mundo dedicada al escritor estadounidense.
Y ya que se habla de instituciones temáticas, no pueden faltar en este panorama somero los museos del Tabaco, emblemático producto de Cuba, y el del Ron Havana Club, marca líder del excepcional espirituoso cubano, todos en el Centro Histórico.