Laguna La Redonda: rincón con encantos

En Cuba existen muchos lugares desconocidos o poco conocidos por los viajeros provenientes de otras partes del mundo. Incluso, los turistas españoles que mejor conocen el paisaje insular se sorprenden con nuevos escenarios como el de la laguna La Redonda.

Sin embargo, ese espacio siempre estuvo ahí, y cada día mejora su infraestructura y la atención a visitantes que exigen novedades, y descubrir paisajes interiores, interactuar con la naturaleza y tener nuevo amigos, más allá de sitios muy significativos como La Habana, la capital cubana, y el balneario de Varadero.

Un paseo en lancha por la madeja de canales que bordean a La Redonda constituye algo verdaderamente maravilloso, como varios turistas europeos confesaron a este periodista. El color verde del lugar, las aguas tranquilas, botes con motor fuera de borda y la guía insustituible de quienes nacieron y se criaron en el entorno, constituyen un complemento perfecto para esos paseos.

El turismo de naturaleza en Cuba crece cada año, tanto en infraestructura para su desempeño como en viajeros interesados en tener unas vacaciones activas. En este caso, la laguna La Redonda tiene su magia, que muchas personas aprecian en la actualidad.

 ¿Qué es La Redonda?

 La Redonda está ubicada a ocho kilómetros al norte de la ciudad de Morón, por la carretera que conduce a la Isla de Turiguanó, en la central provincia de Ciego de Ávila. De por sí, esa provincia es famosa por constituir el enlace con los cayos del centro-norte cubano, Jardines del Rey, donde se encuentran Cayo Coco, Guillermo y Romano, muy visitado por quienes buscan tranquilidad. Sin embargo, quienes tienen por costumbre descansar en esa cayería cubana desconocen a La Redonda. Se trata de un lago de aproximadamente cinco kilómetros cuadrados de superficie con una amplia presencia de truchas, la mayor población de estos peces de agua dulce en Cuba y por tanto un lugar ideal para el turismo de pesquería.

Precisamente en la laguna se encuentra un Centro Internacional de Pesca, que permite a los amantes de este deporte pasar vacaciones de una manera muy aventurera e inmejorable. Pero también desde su embarcadero central, se puede participar en una excursión en lancha rápida por su espejo de agua, y el tejido de follaje y canales que existen en su entorno.

En agosto de 2012 el sitio fue seleccionado por el grupo de trabajo del Proyecto de Sostenibilidad que se desarrolla en el archipiélago Sabana-Camagüey, como producto guía del fortalecimiento del turismo de naturaleza sostenible en esa región. Ese grupo de trabajo está auspiciado por el Fondo Mundial del Medio Ambiente y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

La laguna cuenta con una vegetación de manglares y diversos canales que la alimentan (por allí también se encuentra la laguna de la Leche, a escasos kilómetros), y lo que les separa del mar es una estrecha franja de tierra. La Redonda es lugar favorito para los pescadores de lobina boca, incluso algunos deportista lograron atrapar una pieza de siete kilos. En el lugar ya los visitantes pescaron más de 1 500 robalos de boca grande, pero allí se preserva el equilibrio de las especies. Una rica fauna habita en el sitio, como lisas blancas, manatíes, jicoteas, cocodrilos, anguilas, cuberas y biajacas criollas, entre otras especies.

La Laguna clasifica como albufera, comunicada con el mar con un volumen de cerca de 100 millones de metros cúbicos. Pesca, yatismo y excursiones caracterizan al lugar en momentos que el Ministerio de Turismo de Cuba propicia la diversificación de las ofertas en cuanto a modalidades como naturaleza y aventuras, sin abandonar los clásicos viajes de sol y playa. Pero tiene otros encantos, la poesía del paisaje conforma una especie de ensueño, donde cada canal tiene su peculiaridad para el visitante y el entretejido de un follaje muy típico atrae sobre todo a quienes gustan de obtener buenas fotografías.

Los guías ilustran con anécdotas de la región y de las piezas mayores capturadas por viajeros amantes de esos deportes, pero los turistas pueden, simplemente, tener un atardecer o un amanecer en esos espejos de agua, con siluetas que determinan las luces y sombras del lugar.

La laguna La Redonda, conforma un paisaje mágico, si se trata de un viajero imaginativo, capaz de redondear su idea del descanso mediante nuevos lugares, descubrir rutas y adentrarse en el conocimiento de la naturaleza cubana, que siempre reserva un escenario nuevo para los más exigentes.

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