Los añejos cañones de La Habana

Entre las curiosidades históricas que abundan en La Habana figuran las memorias sobre los viejos cañones que en tiempos de la colonia defendieron la ciudad que este año cumple su medio milenio.
Los constantes ataques de corsarios y piratas y luego la toma de La Habana por los ingleses, llevaron a la edificación de diversas obras de protección y defensa, torreones y baterías.
Según historiadores, cuando los británicos tomaron la urbe el14 de agosto de 1762 encontraron en las fortalezas del Morro y La Punta 104 cañones.
Además, registraron nueve morteros de bronce, dos morteros de hierro de varios calibres, cuatro mil 157 fusiles, 460 bombas vacías, 30 quintales de balas de fusil y 125 mil cartuchos.
La lista era mucho más larga con 16 mil 401 balas de cañón, 500 granadas de mano y 533 quintales de pólvora.
En la batería alta del Castillo de La Cabaña aún existen viejos cañones como el Fimbria, La Parca, Garzota, Caudillo, El Fuerte y Ganímedes, que mantienen la tradición de disparar un cañonazo a las nueve de la noche, como se hacía antaño para anunciar el cierre de las puertas de la muralla que protegía la ciudad.
En los jardines del Hotel Nacional de Cuba, insignia del turismo de la Isla, pueden apreciarse piezas de la Batería de Santa Clara, declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad junto al centro histórico citadino.
Construida entre 1797 y 1799, estaba artillada con 20 piezas de grueso calibre y largo alcance, de las que actualmente se exhiben dos, el Krupp y el Ordóñez, este último considerado el cañón más grande del mundo en su época.
Su calibre era de 30,5 centímetros, tenía 10 metros de longitud y 48 mil kilogramos de peso.
El 13 de junio de 1898, durante el bloqueo naval a La Habana efectuado en el transcurso de la guerra hispano-cubano-norteamericana, el Ordóñez disparó por última vez, pero volvió a hacerlo simbólicamente un siglo después, el 13 de junio de 1998, cuando el Hotel Nacional fue declarado Monumento Nacional.
Al margen de historias, y curiosidades, cubanos y extranjeros pueden en la actualidad tomarse fotos junto a una amplia variedad de cañones de otras épocas conservados en La Habana.

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