Sanlly Viera Alarcón (Matanzas, Cuba, 1985). Este joven artista de la plástica cubana es graduado de la Escuela de Instructores de Arte y de la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro.
Se ha insertado dentro del movimiento de jóvenes creadores con una propuesta desenfadada, que nos lleva a conocer los más intrincados resquicios de una ciudad, un poco inventada por él, que se desarrolla entre Matanzas y La Habana, pero que bien puede ser cualquier lugar del mundo.Motivado por sus largos paseos sin obviar ningún rincón, crea sus personajes, los cuales, con su cotidianidad, nos parece que nos están mirando y que están presentes en cada momento de nuestras vidas.
Cronista de estos tiempos es cómo podemos catalogar a Sanlly Viera Alarcón, pintor que nos trae su propuesta estética, la cual nos hace reflexionar en todo momento sobre su obra.Para este artista de la plástica cubana nada de lo que lo rodea le es ajeno, en su lienzos ocupan un primer plano todos los personajes que conviven junto a nosotros; así, nos encontramos con los barrenderos, los pregoneros, los bicitaxis y los que no pueden faltar, los carros antiguos llamados “almendrones”, todos en esta bella y enigmática ciudad que es La Habana.
Todo esto conforma su bien llamada “Utopía citadina”, ya que es parte de su mundo creativo, algo de lo que no puede sustraerse a la hora de pintar, y que ha sido la inspiración de muchos de sus cuadros, sin dejar sus otras motivaciones.
A través de las pinturas de Sanlly Viera Alarcón vamos descubriendo todo lo que nos rodea, esa parte de cualquier ciudad que nos alimenta y recrea, y así nuestro espíritu se va alimentando de la belleza de su pintura.
Es este vivir cotidiano que todos los seres humanos necesitamos lo que encontramos en su obra, la cual nos va narrando, y muy bien, todo lo que sucede a nuestro alrededor, con sus colores y luces, que él sabe impregnar a todos sus cuadros y que va llenando con la vehemencia de los sentimientos y su lírica poética siempre presente.
Con la visión muy personal de Sanlly, al contemplar sus pinturas estamos asistiendo a una fiesta de los sentidos y nos identificamos con todos y cada uno de esos personajes que nos va regalando; hacemos nuestros los pregoneros, nos montamos en los bicitaxis y almendrones, caminamos rápido detrás de cualquiera de ellos, o simplemente dejamos vagar nuestra imaginación junto al pintor, envueltos en las luces y sombras de una ciudad cualquiera, que él ha pintado para nosotros y que es recibida con agrado y placer por el público que le sigue, con el cual logra una comunicación de inmediato.
La obra de este joven artista quedará como referencia de la época que le ha tocado vivir, será historia el reflejo que ha dado de todo lo que quiere decir, y nos detendremos, siempre, ante sus cuadros para así estar junto a Sanlly Viera Alarcón, “cronista de su tiempo”.