Rítmico, sociable y extrovertido por excelencia, el baile Casino, con pasos y coreografías disfrutadas a mares por los ejecutantes, reina entre los bailes de salón en Cuba y diversas partes del mundo.
Nació en Cuba, en la propia capital, dicen que allá por la década de los años 50. Algunos precisan que por el año 1956, más probablemente. Fue muy practicado por los asistentes al antiguo Club Casino Deportivo de La Habana, del residencial barrio de Miramar. Algunos entendidos opinan que surgió y evolucionó a partir de una de una mezcla o fusión de un baile de pareja tan dinámico como el rock and roll y varios ritmos cubanos como la rumba, el son montuno, el chachá y la guaracha, todos muy en boga por la época citada. No fue cosa de un día.
También se afirma que los Guaracheros de Regla, agrupación emblemática especializada en bailes de comparsa tuvo un papel importante en la práctica y creación de algunas de las primeras figuras de este baile que remedaba los coros de bailadores de cierta cultura traída de Guinea Ecuatorial. Tela para cortar al respecto. En la década de los 60 hizo eclosión la evolución de esa forma de danzar en pareja y en grupo tan popular y juvenil, de marcado acento urbano, aunque los 70 marcaron su estandarización y mayor reconocimiento.
Hoy por hoy el Casino agrada a danzantes foráneos, quizás porque propone una alegría y dinamismo constante, pero sin sofocos y estridencias, que permite el lucimiento personal y colectivo y el disfrute por un tiempo más largo que otros modos de “moverse”.
Muchos consideran además que este estilo de baile refleja hoy, con gran fuerza, el carácter propio del pueblo cubano. Al expresar muchos de los rasgos esenciales de la identidad nacional. La creatividad, la donosura o sabrosura del movimiento corporal, y la libertad de movimientos, son algunos de sus sellos.
Los pasos y famosas coreografías del Casino contribuyen no solo al gozo de los ejecutantes, sino de quienes los observan. Algunas impresionan por su belleza y elegancia. Su popularidad y vigencia radican, además, en que enseña a mover el esqueleto en casi todos los géneros de la rica rítmica cubana, tan fecunda hoy como en otros tiempos. Incluso sirve para los géneros de la llamada música salsa de países circundantes.
Otra de las razones de la popularidad del Casino es que es relativamente fácil de practicar por personas de todas las edades: niños, jóvenes y adultos mayores, inclusive. Todos pueden divertirse y lucirse sin desmerecimiento. Todo depende de la sencillez o no de una rueda de Casino que, eso sí, para los más expertos y empedernidos danzantes suele ser compleja y muy vistosa. Pero hay para el gusto y posibilidades de todos.
Aunque la mayoría de los cubanos ha aprendido a bailarlo de forma natural desde las fiestas más comunes y bailables populares, su auge ha generado un movimiento organizativo que promueve las clases y realización de festivales y competencias nacionales y en el extranjero.
Se conoce que hay Festivales de Salsa en diversos países como Estados Unidos, México, España, Italia, Francia, Holanda y Japón, donde se producen competencias de baile, cursos, espectáculos. Todo ello refleja la mantenida y notable preferencia del Casino cubano entre los bailes de salón.