Bahía de Taco, navegar y disfrutar

La región Oriente Cubano constituye en la actualidad territorio sumamente rico en lugares agradables y de mucho colorido,  con fuerte respeto por la protección medioambiental,  donde destaca una bahía, la de Taco.

Paisaje natural, colorido, cuidado de la naturaleza y entorno campesino se dan la mano en la Bahía de Taco, de la región oriental cubana, lugar muy reclamado por viajeros que buscan tener vacaciones activas, en movimiento, y de cara al ecoturismo.

Comentan los guías que durante mucho tiempo la Bahía de Taco era sitio obligado para llegar a Baracoa, la ciudad Primada de la isla, primera fundada por los exploradores españoles en 1511.

Esta bahía formaba parte de la única vía de acceso que unía a este territorio con el de Moa, sitio conocido por su minería del Níquel.

A través de balsas que eran arrastradas por la superficie mediante embarcaciones de motor, viajeros y peregrinos navegaban sobre las tranquilas aguas para así acortar el trayecto hacia el municipio vecino.

Bahía de Taco
Fotos Roberto F. Campos

Por allí se exploran los farallones de Palmasola, la elevación mayor de los bordes de la Bahía.

Es un sitio que puede calificarse de maravilloso, pero el lugar fue muy pobre sobre todo en años previos a 1959, tal y como lo describen quienes te llevan por ese lugar y te muestran sus bellezas.

La gente de allí tenía que ganarse la vida extrayendo cortezas y troncos de mangles para hacer carbón. Pero la riqueza en cuanto a flora y fauna, y el desarrollo del turismo hicieron de esa zona un lugar próspero en materia de turismo, sobre todo.

De ahí que la buena conservación del entorno permitiera su declaración como Patrimonio Mundial de la Humanidad.  La Bahía de Taco es un lugar donde predomina el color verde de conjunto con el azul del mar.

Leyendas y tradiciones dan cuenta de un sitio casi misterioso, con supuestos refugios de tesoros colocados en el lugar por piratas.

En sus aguas acuatizaban los aviones de los primeros comerciantes, quienes vieron una arista económica a ese espacio, personas de origen norteamericano, quienes desde 1930 hasta 1945, se asentaron en la punta del cayo, a un lado de la bahía, y lograron montar un aserradero para extraer cientos de metros cúbicos de madera preciosa.

Esas maderas las exportaban hacia los Estados Unidos. En el recorrido por la bahía se pueden observar ruinas de un asentamiento de familias de dicha procedencia, que se establecieron hasta finales de la década del 50 del pasado siglo, y restos de la antigua vía de comunicación.

La Bahía está asentada en las inmediaciones costeras de la región montañosa de Nibujón, en Baracoa (provincia de Guantánamo). La posición geográfica se describe como una ensenada en forma de bolsa, se encuentra de cara al océano Atlántico.

Está ubicada al norte del Parque Nacional Alejandro de Humboldt,  bordeada por dos de las 17 restantes formaciones vegetales que conforman toda la región.  También destaca por la rica biodiversidad de plantum existentes en su fondo marino.

Para muchos guías incluso, aquí es donde comienza el viaje por el Parque Humboldt, donde en un cobertizo los expertos te relatan las características del lugar y lo que observarás en ese recorrido.

En materia de ecosistema marino, posee el mejor conservado del país, mencionan,  donde proliferan mangles rojos, blancos, el patabán y llana, especies forestales cubanas que solo aquí existen bajo un mismo hábitat.

Es algo exclusivo en la vegetación del manglar un pequeño cayo formado por tobas vulcanógeno-sedimentarias, que  resistieron el paso de los años,  y sirven de base a un suelo donde se desarrolla una formación vegetal con plantas de hojas duras y quebradizas.

Este sitio perdura como baluarte ante las tempestades y el tiempo. La bahía sirve de abrigo al único mamífero herbívoro marino viviente en Cuba: el manatí.

Bahía de Taco
Fotos Roberto F. Campos

Pueden distinguirse además asociados a los troncos de los mangles numerosos colonias de ostiones. Se puede disfrutar además de cotorras y el canto de un gran número de aves como carpinteros, negritos, gaviotas, y otras aves que anidan en determinadas épocas del año.

El manatí encuentra en esta bahía un refugio natural y gracias al cuidado de los guardaparques que laboran en toda el área protegida, este mamífero endémico cubano en peligro de extinción se conserva e incrementa su especie.

Las aguas de la bahía sirven de escenario a las atarazanas, ranchos de origen indígena encujados con cuerdas de cupey,  y techados con pencas de guano, donde los pescadores resguardan sus cayucas (embarcaciones rústicas).

En cuanto a las propuestas turísticas, aparecen excursiones como un recorrido de poco más de dos kilómetros en bote de remos, desde un atracadero en la Bahía de Taco.

El viaje además permite la observación del pequeño cayo formado por tobas vulcanógeno-sedimentarias mencionado, y que lo reiteran todos los guías.

Durante ese paseo se bordea la bahía que ofrece el panorama de esteros, vía de acceso para visualizar formas del relieve cársico. Durante el viaje se puede disfrutar una visión de cotorras, cateyes y el canto de aves como carpinteros, negritos y gaviotas, cuando menos se les escucha aunque sean escurridizos ante miradas.

Y desde el lugar, se puede seguir viaje hacia Baracoa, por caminos donde entusiasma conversar con campesinos, conocer sus tradiciones y hacer amigos.

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