En busca de dietas cada vez más sanas ante la cada vez más difícil vida cotidiana, que constantemente nos “invita” a la hipertensión, el sobrepeso, y en general a la mala nutrición, se han puesto de moda ingredientes que, por sus beneficios, se les ha dado en llamar “superalimentos”.
Asaí, espirulina, quinoa, chía y frutos secos son algunos de estos productos devenidos hoy famosos por su aporte de nutrientes, desde hierro hasta vitaminas, necesarios para el cuerpo y la mente.
Esto sin olvidar, claro, productos tradicionales como ajo, miel, aceite de oliva extra virgen y otros más empleados en la cocina desde antaño y que, por sus beneficios para la salud, son “superalimentos” por derecho propio.
Las almendras figuran en este selecto grupo, con propiedades que resume el restaurante español Montes de Galicia, considerado el mejor de comida gallega en Madrid:
– Combaten enfermedades como el Alzheimer. Proveen de nutrientes al sistema nervioso, evitando el desgaste que sufrimos con el paso de los años.
– Controlan el peso. Son una fuente de vitaminas que sacia el apetito y ayuda a reducir otras grasas malas para el organismo.
– Mejoran la piel y el cabello. Es un alimento rico en vitamina E, lo cual hace que sea la base principal de cualquier dieta destinada a enriquecer el cutis y el cabello.
– Buenas para los huesos. También aportan calcio y fósforo al organismo para evitar el desgaste causado por la edad o el ejercicio.
– Mantienen la mente activa. Al igual que otros muchos frutos secos, son una fuente inagotable de proteínas para mantener nuestro estado mental intacto.
Tanto platos de la cocina tradicional como los de la nouvelle cuisine pueden enriquecerse con estos “superalimentos”, en sabor y presentación, a la vez que enriquecen nuestra salud.