Teatro y público en comunión en La Habana

Diversidad de propuestas y estéticas colmaron los escenarios capitalinos durante el XVIII Festival Internacional de Teatro de La Habana, que evidenció la existencia en Cuba de un numeroso público interesado en el arte de las tablas.
Unas 20 mil personas participaron en las diversas acciones del evento, en su gran mayoría en alrededor de un centenar de funciones en teatros y salas de la ciudad, donde se presentaron una veintena de reconocidas agrupaciones cubanas y 14 espectáculos de compañías de Argentina, Alemania, Reino Unido, Puerto Rico, España, Brasil, Francia, República Dominicana, México y Suecia.
Entre los momentos más relevantes de estos días estuvo la actuación por primera vez en la Isla del prestigioso Berliner Ensemble, creado hace 70 años por el poeta y dramaturgo Bertolt Brecht, con la obra El círculo de tiza caucasiano, una de sus piezas de mayor éxito internacional.
La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) concedió en esta ocasión su Premio Internacional de Teatro Raquel Revuelta a los directivos de la emblemática compañía alemana, Michael Tallheimer y Oliver Reese, quienes aseguraron que la agrupación prevé otras presencaciones futuras en este país.
El lauro fue instituido en homenaje a la destacada actriz cubana, quien introdujo en la mayor de las Antillas, junto a su hermano Vicente Revuelta, el método de enseñanza universal del ruso Konstantin Stanislavski y fundaron el reconocido grupo Teatro Estudio.
Precisamente, la cita artística rindió homenaje al legado de Vicente Revuelta (1929-2012), considerado uno de los creadores imprescindibles de la vanguardia teatral cubana.
Por su trayectoria profesional, también fueron distinguidos con el Sello por el aniversario 500 de La Habana Miguel Rubio (Perú), José Luis Ardissone (Paraguay), Pablo Cueto (México), Manuel Santos (Argentina), Claudio Rivera (República Dominicana) y Javier Aranda (España).
El programa de estas jornadas, que transcurrieron del 14 al 28 de octubre, incluyó también eventos teóricos, talleres, audiovisuales, presentaciones literarias y exposiciones.
El ya tradicional evento se despidió con la puesta en escena de la ópera de Wolfgang Amadeus Mozart La clemencia de Tito, realizada con la colaboración de la Fundación Mozarteum, de Salzburgo, que también abrió las presentaciones del V Festival Mozart-Habana.

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