Mariela Castro Espín Por espacios de convivencia y respeto

Incorporar los valores humanos universales también a las realidades de la diversidad sexual en Cuba y cambiar un modelo de poder, tan fuerte, tan arraigado a través de los siglos, como el patriarcal, es un reto de Mariela Castro Espín al frente del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), institución que aboga por derribar tabúes y estereotipos con una labor muy activa en el país, tanto en los niveles de gobierno, como en las comunidades.

Maternidad y paternidad responsable, planificación familiar, orientación y terapia sexual, prevención de infecciones de transmisión sexual y del sida, los derechos de la mujer y de las minorías sexuales son algunas de las líneas de trabajo del centro para contribuir a lograr estilos de vida saludables.

Como directora del CENESEX, Mariela Castro Espín tiene pilares sólidos donde apoyarse, entre ellos su formación como licenciada en Educación, especializada en Pedagogía-Psicología, y máster en Sexología, y el ejemplo de su madre, Vilma Espín Guillois (1930-2007), fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), integrante del Consejo de Estado y Heroína de la República de Cuba, título recibido por sus significativos aportes a la victoria de la Revolución y al desarrollo de la sociedad cubana.

En esta conversación, Mariela Castro Espín compartió con Más Cuba sus motivaciones y empeños, que requieren persistencia, confianza, entusiasmo, pero también paciencia.

 

¿Cómo nace en Mariela Castro el deseo de luchar por la diversidad?

 –Yo siempre observaba el trabajo de mi mamá en las distintas aristas en las que actuaba; todas ellas tenían un alto contenido social, en el trabajo con los niños y las niñas en los círculos infantiles, la formación del personal lo mejor calificado posible, con las personas discapacitadas, en los derechos de las mujeres… Le escuchaba hablar de temas de educación sexual que ella introduce, y empieza a desarrollar, y es quien crea de hecho el CENESEX (antes Grupo de Trabajo de Educación Sexual). Conocí sus preocupaciones con relación a las personas transexuales, las necesidades que tenían de las operaciones, las dificultades que había para que esto se entendiera, y también su preocupación por la situación de las personas homosexuales, la tendencia a la discriminación, a la incomprensión, y el sufrimiento de estas personas y de sus familiares. Eso a mí me iba sensibilizando y me fue dando pistas. Por otro lado, siempre me ha gustado conversar, y escuchar a las personas en su sufrimiento te sensibiliza, y te hace ponerte en su lugar. Pero una cosa es ponerte en su lugar y sensibilizarte con su problema, y otra es saber qué hacer.

“Después de estudiar muchísimo, de hacerme de herramientas teóricas y profesionales, de conocer la experiencia en otros países, a partir del 2004 me involucré más en una estrategia integral de atención a las personas transexuales, no solo en relación con ellas y sus familias, sino con toda la sociedad, para pueda lograrse una integración plena”.

 

¿Tuvo usted que adentrarse en las costumbres, deseos, aficiones, cultura de la población de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT)?

 Adentrarme es sobre todo escucharles. He asistido a espacios artísticos como el transformismo. En general, no es que me guste el espectáculo del transformismo, lo que me ha motivado es ayudarles a desarrollar ese tipo de manifestación, y buscar la manera de aportarles una asesoría, un apoyo cultural de calidad para que puedan desarrollar dignamente este ejercicio artístico que le gusta a un grupo importante de la población.

“Un espacio que me ayudó a entender fue el Cine Club Diferente, iniciado en el 2008. Aprendí no solo de las películas, muy buenas, sino también de los debates que allí se generaban entre profesionales, activistas y público. Aprendí muchísimo a situarme en el lugar de estas personas, pero también que esas personas deben incorporar en sus vidas otras reflexiones, otro lenguaje, porque la población LGBT también reproduce los prejuicios que le depositan, y los mecanismos hegemónicos que se dan en las contradicciones entre grupos. No me interesa que se yuxtaponga un grupo de poder sobre otro, porque eso es repetir el círculo vicioso. ¡No! No quiere decir que la sociedad patriarcal donde el macho heterosexual domina y manda se cambie por la del macho homosexual que sigue dominando y mandando desde el androcentrismo de nuestra cultura. Nuestro propósito es desarticular esos mecanismos de poder desbalanceados, que establecen desigualdades y exclusiones, malestares y discriminaciones, ese es nuestro objetivo”.

 

¿Cuánto considera usted que ha avanzado Cuba en la promoción del respeto a la libre y responsable orientación sexual e identidad de género?

 Nos queda mucho camino de aprendizajes. Todos tenemos que encontrar espacios de convivencia y de respeto. Pero creo que con el trabajo que hemos realizado, y sobre todo a partir de la celebración de las jornadas contra la homofobia desde 2007, se ha generado un debate que está provocando cambios, está provocando reflexiones, está provocando búsquedas. Nosotros siempre aclaramos: no estamos diciendo que esto es lo que hay que hacer, estamos diciendo que dialoguemos y reflexionemos sobre estas cosas, para que colectivamente podamos ir instituyendo los valores humanos universales también para estas realidades; que esos valores tan maravillosos que impulsa el proceso revolucionario cubano, el de la solidaridad, de la justicia social, de la equidad social, se incluyan también en estos temas de discriminación.

 

¿Cuáles son los procedimientos en Cuba para acceder a operaciones de reasignación sexual?

 A la persona transexual se le hace una serie de entrevistas, pruebas, se le empieza a dar el tratamiento hormonal que requiera cada persona, porque es muy personalizado, se hace un test de vida real, también muy personalizado, y cuando se tienen todos los elementos para decidir que no hay nada en contra para que sea operada se le incluye en el grupo seleccionado para proceder tan pronto el Ministerio de Salud Pública tenga las posibilidades.

“En 1988 médicos cubanos hicieron la primera operación de este tipo y salió muy bien, pero hubo muchas contradicciones que no facilitaron que se continuaran por 20 años. Yo recuerdo que mi mamá luchaba porque se hicieran, y bueno, ya en el 2007 lo retomamos con una resolución del Ministerio de Salud Pública. Somos el único país del mundo donde todo el proceso de atención a la persona transexual se hace absolutamente gratis, y somos un país pobre. El Ministerio de Salud Pública planifica cada año un presupuesto para que entre cuatro y cinco personas se hagan su operación, y vamos avanzando y hay mucha satisfacción”.

 

Desde hace algún tiempo se encuentra en proceso el análisis del anteproyecto de nuevo Código de Familia, que entre otros aspectos significativos contempla el reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo. ¿Existe alguna fecha prevista para su aprobación?

 –Con la FMC, la Unión de Juristas y otras organizaciones e instituciones propusimos que se incluyera en este nuevo Código elementos que establecieran el respeto a la libre orientación sexual y la identidad de género, y entre ellos el tema relacionado con el matrimonio de personas, de parejas del mismo sexo y la adopción de posibles hijas e hijos. Eso creó mucho, pero mucho debate.

“No te puedo decir cuando se aprobará, pero lo que sí te puedo asegurar es que yo sigo batallando junto con otras muchas personas que están convencidas de este derecho que tenemos que conquistar en nuestra sociedad”.

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