Mezcla de tradiciones asiáticas con un ambiente muy caribeño, el Barrio Chino de La Habana se reanima de cara al aniversario 500 de la fundación de la ciudad, que se cumple en el venidero mes de noviembre.
En la década de 1920, el Barrio Chino capitalino era el mayor de los existentes en América Latina, pero con el paso del tiempo decayó su antiguo esplendor y sus edificaciones, en su mayoría con alto valor patrimonial, urbanístico y ambiental, se deterioraron.
Con el propósito de contrarrestar esa realidad se han diseñado proyectos multisectoriales encaminados a la recuperación de la zona, teniendo en cuenta, también, el impacto comercial, recreativo y turístico que ella genera, informó la Agencia Cubana de Noticias.
El plan incluye acciones encaminadas a rescatar las milenarias tradiciones chinas, entre las que se incluyen el exquisito arte culinario, la cerámica y la decoración típica de sus instalaciones, y se rehabilitarán el periódico chino Kwong-Wah-Po, las tintorerías y las farmacias con su medicina tradicional, entre otras edificaciones.
Los orígenes de este sector citadino se remontan a 1858, cuando Chang Leng fundó en la calle Rayo y Zanja una fonda, al lado de la cual Lam Siu Yi abrió un puesto de frutas y hortalizas.
Después fueron apareciendo imprentas, restaurantes, tiendas, sociedades, teatros, colegios, clínicas benéficas, farmacias, funerarias, periódicos, bancos…
Ubicado a pocos metros del Capitolio Nacional, actualmente comprende cuatro o cinco pequeñas arterias, con la calzada de Zanja y la calle Dragones como ejes principales.
Reflejo de la presencia china en la Isla, como uno de los componentes ineludibles de la nacionalidad cubana, este singular barrio también celebra en estos primeros días de febrero el advenimiento del Año del Cerdo de Tierra, del calendario lunar.
(febrero 2019)