Polymita picta, joya natural de Cuba

Tan colorida como la isla en la que habita, la Polymita picta, caracol endémico del oriente de Cuba, es una de las especies más bellas de la fauna mundial, también útil en la protección de cultivos agrícolas.

polymita

Amarillo, marrón, rojo, verde, blanco, negro o naranja, con elegantes bandas en espiral, pueden apreciarse en la concha, de dos a tres centímetros de ancho, de este caracol, que vive principalmente en las regiones boscosas de Baracoa y Maisí, aunque también puede encontrarse en otros territorios orientales.

La Polymita picta, una de las seis especies de polímitas reconocidas, es un molusco gasterópodo, hermafrodita y con respiración pulmonar, que se reproduce en el período de lluvia.

Su alimentación es arborícola, e ingiere musgos y líquenes en las plantas, por lo que resulta beneficiosa para cultivos como los del café y diversos frutales.

La bella y útil Polymita picta figuró entre los cinco finalistas nominados a ser el “Molusco del año 2021”, elegidos entre 120 candidatos, en encuesta auspiciada por Translational Biodiversity Genomics Centre (institución con sede en Alemania) y Unitas Malacologica (sociedad internacional de malacólogos).

Al reseñar la candidatura del “caracol pintado”, los organizadores comentaron en su sitio web que se trata de “un caracol cubano único pero en peligro de extinción… famoso por sus vibrantes colores y su enigmático dardo amoroso…”, y destacaron la protección que ofrece a la agricultura, así como su elaborado y sorprendente apareamiento.

Factores diversos ponen en riesgo a este molusco, entre ellos su gran atractivo, que lo expone a colectas indiscriminadas para la venta, a lo cual se une la pérdida o transformación del hábitat natural, la introducción de plantas y animales exóticos que compiten por su entorno, y en los últimos tiempos el cambio climático, causante de la reducción de las lluvias y el aumento de las temperaturas.

Cuba aplica un programa de manejo para el mantenimiento de la especie, en el marco legal de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Flora y Fauna Silvestre, y prohíbe y sanciona la compraventa de cualquier artículo realizado con partes de este caracol o sus ejemplares vivos.

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