Caridad del Cobre, vírgenes y sincretismo cubano

La Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, recibe este 8 de septiembre homenajes diversos, en la isla y en cualquier país donde haya hijos de esta tierra caribeña, en la cual el culto mariano se refleja también en otras vírgenes católicas, como la de Regla, en un sincretismo que abarca a buena parte de la población.

Caridad del Cobre

Los primeros días de septiembre animan a creyentes o a los que simplemente siguen la tradición de sus mayores: el 8 dedicado a “Cachita”, como popularmente se llama a la Patrona, identificada con Ochún, que en el panteón africano yoruba simboliza al amor y a la diosa de las aguas dulces, y el día 7 a la virgen de Regla, la potentísima Yemayá, deidad de los mares.

Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, a la que por obra y gracia del sincretismo se le dedican girasoles, fue proclamada Patrona de Cuba por el papa Benedicto XV en 1916, a petición de veteranos de la guerra de independencia transcurrida en la segunda mitad el siglo XIX.

Según reportes históricos, su imagen apareció entre 1612 y 1613, en la Bahía de Nipe, la mayor de Cuba, perteneciente hoy a la provincia de Holguín, situada en la costa norte de la región oriental de la isla.

Fue avistada flotando en una tabla por tres esclavos: un muchacho negro y dos hermanos de sangre india, que trabajaban en las minas de cobre de la región, conocidos después como los tres juanes.

La imagen de la virgen se encuentra hoy en la Basílica Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, en la provincia oriental de Santiago de Cuba, sitio de peregrinación y de ofrendas, entre ellas la medalla de Premio Nobel de Literatura del escritor estadounidense Ernest Hemingway.

En estos tiempos de covid-19, Monseñor Dionisio García, arzobispo de Santiago de Cuba, señaló que el festejo religioso tendrá en esta ocasión particularidades de acuerdo con la pandemia, en aras de evitar aglomeraciones de personas, y no se realizarán las tradicionales procesiones.

Por su parte, la virgen de Regla tiene su santuario principal hacia el oeste, en predios de La Habana, cruzando la bahía en lancha, aunque también se puede llegar por carretera. Pero la impresión de encontrarse con el templo recién desembarcando es incomparable.

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