El habano, además de cultivo, es cultura de la cual beben todos los cubanos. Un sentido de la estética, un lirismo particular escudado en historias que hacen de esta industria un tema apasionante.
Los hierros de los habanos constituyen una referencia alegórica a las impresiones en diversas partes del producto, como anillas, envases, fechas y otros datos, y en su conjunto representan un mundo muy diverso, y una herramienta en la lucha contra las falsificaciones y el contrabando.
En particular, esos “hierros” se encuentran en la parte inferior de las cajas de puros habanos con tres inscripciones impresas —o más o menos profundamente grabadas o quemadas— que ocupan una superficie rectangular de aproximadamente 65 x 35 milímetros.
Normalmente están impresas en tinta negra, aunque también es posible verlas en dorado (ejemplo Montecristo A). La primera inscripción, “Habanos S.A.”, es el nombre de la compañía cubana exportadora de puros desde el 1.° de octubre de 1994.
La segunda, “Hecho en Cuba” (dentro de un óvalo), fue añadida en 1960 para reemplazar su equivalente en inglés (Made in Havana-Cuba).
Como tercera, “Totalmente a mano” (en cursivas), se introdujo a partir de 1989 para diferenciar el tradicional proceso de fabricación de cigarros cubanos con respecto a otros métodos (la Unión Europea acepta el término de “hecho a mano” para cigarros confeccionados parcialmente en máquinas).
A esto se le llama los hierros, quizás en una alusión a la marca del metal sobre la madera, aunque para algunos artistas, los hierros son mucho más, se trata de la fortaleza de la ilustración, su belleza.
Alrededor de estas elaboraciones existe arte: los pintores desgranan sus mejores ideas en las ilustraciones, que por otro lado acarician los músicos con sus piezas o los bailarines haciendo honores al tabaco, o los escritores incluyéndolo en sus tramas y poemas.
Cada anilla ilustra una intención, un deseo de perdurar, quizás más allá de los vericuetos comerciales, en los cuales se apoya el surgimiento de cada una de tales pequeñas figuras maestras.
Cada imagen es una propuesta, desde un general de renombre hasta un patriota insigne, enredados entre los colores y el dorado que hace perdurar sus hechos de armas o sus virtudes mas conocidas.
Así son las anillas e ilustraciones de los puros, como un libro de cuentos en cada una de ellas, con un significado que puede estar muy relacionado con la consistencia del habano, su manera de tirar, o el sabor.
Las vitolas, como se nombra a esas figuras de papel, eran al principio simples, sobre todo en 1897, cuando se inicia una comunión a partir de tales relieves que daban brillo al puro. Se afirma que el primero en emplearlas fue Antón Bock, quien las imponía en su fábrica El Águila de Oro, para evitar falsificaciones.
Sin embargo, fueron empleadas de una manera más intensa en la tabaquería La Eminencia, cuyo dueño era Ramón Allones en el año 1845, uno de los nombres memorables de puros.
En 1830 ya Bock, inmigrante europeo instalado en Estados Unidos, había ordenado litografiar su firma en el papel para identificar sus puros exportables; poco más de dos décadas después, los tabaqueros y el Gobierno cubano firmaban un convenio mediante el cual las vitolas o anillas se generalizaban.
Transcurrieron diferentes períodos, hasta añadirse la etiqueta, el papel interior de las cajas, los ribetes y otros elementos que se colocaban de forma manual, sobre todo —en las primeras etapas—, de acuerdo con las normas establecidas por la fábrica Partagás.
El káiser alemán Bismarck o el generalísimo Máximo Gómez, uno de los principales jefe de las luchas independentistas de hace dos siglos en Cuba, aparecen en muchas anillas, además de flores, guirnaldas y dibujos que completan las más significativas, con los nombres de las marcas y los fabricantes.
Unos se preocupan de si deben quitar o no la anilla para fumar el habano, otros consideran que es una marca de hasta dónde debe consumirse el puro, pero la mayoría coincide en que es una pieza emblemática de la tabaquería que dio origen a los coleccionistas y a la vitolfilia moderna, donde se habla del propio anillo (vitola), o las habilitaciones (decorados de las cajas) como los protagonistas de esta historia.