La falda ideal para hacer “ropa vieja”

Como la comedia silente en la que Charles Chaplin comparte la suela de un zapato con su amigo hambriento, se difundió en Cuba un cuento similar donde a un hombre en la miseria se le presentan invitados para comer y este les ofrece ropas viejas.

Como era muy pobre, no había nada que cocinarles, así que fue a su armario y sacó un poco de ropas viejas, a las que abrazó tratando de llenarlas de amor. Cuando las cocinó, el amor por su familia convirtió las ropas viejas en carne y surgió este delicioso plato.

Se la puede encontrar en los menús de restaurantes de menos y máxima categoría, como “ropa vieja” o su similar, “vaca frita” (que no lleva tomate y se fríe). Es un plato de origen español, específicamente de Islas Canarias. Es muy popular entre los caribeños, especialmente los cubanos, puertorriqueños, dominicanos y panameños.

Cada región le aporta sus pequeños cambios y la adapta a lo típico de su país. De la cocina española, los cubanos comenzaron a despojar fabadas y caldos gallegos de unto, chorizo, tocinos y coles.

Los potajes cubanos terminaron siendo de falda, papas y un buen sofrito. Protegieron así el aparato digestivo, pues el Caribe no es el Cantábrico.

Y la humilde falda, esa parte de la carne de res o cerdo que ha permitido a más de una familia de escasos recursos llevar proteína a la mesa sin grandes erogaciones, llegó a integrar el hit parade de la culinaria cubana.

 
Receta de ropa vieja a lo Santiago

Ingredientes para 6 comensales:

Un pedazo de carne de falda (aproximadamente 2 libras)
1 o 2 hojas de laurel
2 ajíes pimientos medianos (uno rojo y uno verde)
1 cebolla grande
4 dientes de ajo
3/4 de taza de vino seco
1 taza de puré de tomate
1/2 cucharadita de pimienta negra
1 cucharadita de comino
1 cucharada de sazón completa (opcional)
1 cucharadita de pimentón (opcional)
1/4 taza de aceite vegetal o de oliva
Sal a gusto

 
Elaboración:

Primero, se cocina el pedazo de falda con agua que la cubra, una pizca de sal y las hojas de laurel. Si es en olla de presión, por unos 20 minutos contando a partir de que comience a tener presión.Si la cocina en cazuela, demorará aproximadamente unas 2 horas, depende de la carne. La hierve hasta que esté blanda.

Una vez que esté cocinada, espere a que se refresque y escúrrala. Reserve ese caldo donde se cocinó. Entonces la desmenuza o deshilacha en hebras. Trate de que no queden muy largas (o córtelas a la mitad).

La segunda parte es preparar un buen sofrito. Para esto, caliente en una sartén honda o cazuela de hierro el aceite y agregue la cebolla y los ajíes previamente cortados en medias lunas o cuadritos pequeños (como se prefiera) y el ajo machacado. Sofríalos por unos 2 o 3 minutos.

A continuación, agregue todo lo demás: el puré de tomate, las especies, el vino seco y un poco (1/2 taza para empezar) del caldo en se cocinó la carne. Por último incorpore la carne deshilachada.

Revuelva todo bien y deje cocinar por unos 10 minutos con el fuego mediano. Vigile que la salsa no se espese demasiado.Agréguelos al final cuando incorpore la carne. Puede acompañarse de arroz blanco, plátanos verde chatinos o maduros fritos y ensalada mixta.

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